Hijo:
Creemos en la total deidad de nuestro Señor Jesucristo. El es la manifestación de Dios en carne, Concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen María. El es verdadero Dios y verdadero hombre (Juan 1:1, 1:14, 1:18; Juan 14:8-9, 1 Timoteo 3:16).
Espíritu Santo:
Creemos que el ministerio del Espíritu Santo es para glorificar al Señor Jesucristo (Juan 16:13-14). El Espíritu Santo regenera al pecador sobre el conocimiento en Cristo, Bautizándolo en un cuerpo, en donde Cristo es la cabeza. El mora, guía, instruye, llena, conforta y refuerza al creyente en vivir en santidad (Marcos 13:11, Juan 14:26, Romanos 5:5, 1 Corintios 3:16).
El Espíritu Santo trae convicción al mundo pecaminoso, de la rectitud de Dios y del juicio que ha de venir. Creemos que las escrituras no enseñan que cierto dones Espirituales se han terminado, pero si indica que el uso de los dones varia conforme la necesidad que cada don trae. La iglesia Santuario de Dios hace énfasis a la excelencia del amor y a los dones espirituales que edifican el cuerpo de Cristo (Tito 3:5, Efesios 1:22, Romanos 8:9-17, 12:4-8, 1 Corintios 12:4-5, 12:11-13).
Salvación:
Creemos que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados conforme a las escrituras, como representación y substitución de nosotros. La persona que por la fe lo recibe como su único Salvador es justificado por la sangre que derramo Jesús en la cruz del calvario. Cada persona que recibe a Jesús como su salvador es nacido de nuevo por el espíritu y se convierte en hijo de Dios (Romanos 8:37-39, 2 Corintios 5:21, 1 corintios 12:13).
Resurrección:
Creemos en la resurrección del cuerpo crucificado de nuestro Señor Jesucristo, el cual ascendió hacia los cielos y su presencia en vida como el Ministro Supremo y Abogado (Hechos 1:3, 1:9, Hebreos 7:25-26).
El Cielo, Infierno y Rapto:
Creemos en la segunda venida de Jesús y es esencial para la iglesia (1 Tesalonicenses 4:13-18) y la esperanza del creyente. Creemos en la resurrección física de ambos convertidos y pecadores, los convertidos para vida eterna en gloria (Mateo 25:34, Juan 14:2, 2 Corintios 5:1) y el infierno para los pecadores (Mateo 8:12, 10:28, 13:49-50, Marcos 9:47-48, Lucas 12:5, Apocalipsis 21:8).